04 diciembre 2013

Cuando las violaciones contra los migrantes son institucionales

BERLÍN (apro).- El mensaje fue directo: “Esta noche vamos a entrar al albergue y al primero al que le vamos a cortar la cabeza va a ser a ti”. El destinatario también era claro: fray Tomás González Castillo, el franciscano fundador de La 72, el albergue tabasqueño que desde hace casi tres años brinda apoyo, protección y acompañamiento a miles de migrantes centroamericanos que ingresan a territorio mexicano en su camino hacia el norte.




Ocho meses después de aquella macabra amenaza, lo que a fray Tomás tendría que hacerlo sentir seguro, en realidad le genera desconfianza, suspicacia y hasta el sentimiento opuesto. Y es que los policías federales que le fueron asignados para protegerlo de las amenazas de muerte que recibió en marzo de este año de parte del crimen organizado pertenecen a la misma agrupación de aquellos que el propio sacerdote ha denunciado por extorsionar a migrantes centroamericanos, la Policía Federal (PF).

“En México hay una violación estructural e institucional de los derechos humanos”, dice contundente el franciscano en entrevista con Apro. Y lo argumenta: en la espiral de violencia contra migrantes en Tabasco, además del crimen organizado se ha sumado un actor más: el Estado mexicano, a través del Instituto Nacional de Migración y las procuradurías federal y estatal, que forma parte del engranaje que soborna y viola sistemáticamente los derechos humanos de los indocumentados.

Ese es su mensaje. Y no sólo con la prensa, sino también ante los representantes de los gobiernos de Francia y Alemania, con los que se reunió durante la visita de una semana que realizó a ambos países como ganador de la primera edición del premio franco-alemán en Derechos Humanos “Gilberto Bosques”.

Fray Tomás es un hombre sencillo. El intenso frío del todavía incipiente invierno europeo lo obligó a dejar a un lado su conocido hábito franciscano, por lo delgado de su tela, y a cambiarlo por una gruesa chamarra. Las condiciones climatológicas también lo obligaron a ponerse zapatos cubiertos por primera vez en mucho tiempo. “Nunca uso zapatos. No me gustan. Calzo siempre sandalias, pero desde el primer día en París tuve que ponérmelos”, explica. Lleno de humor narra entre risas su reencuentro con los zapatos hace apenas unos días: “Tuvimos que caminar todo París, de cita en cita, y al final del día ya no soportaba los pies. Pero el frío también estaba muy canijo”.

Cuando se trata, sin embargo, de hablar del tema que lo ocupa, el sacerdote oriundo del Distrito Federal adopta la seriedad que el tema amerita. “Cuando me plantearon el asunto del viaje, yo les dije que más que venir a hacer turismo lo que yo vendría a hacer a Europa es a influenciar a la opinión pública. Y aunque yo trabajo con el tema de migrantes, entre varias organizaciones preparamos el viaje con la idea de dar a conocer la violación de derechos humanos en todo el país no sólo de migrantes, sino también de defensores de derechos humanos y a denunciar la violencia que vuelve a surgir en estados como Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Tabasco…”.

Fray Tomás entra de lleno en su tema cuando se le pregunta si las recientes reformas hechas a la Ley de Migración y su correspondiente Reglamento han mejorado las condiciones por las que los indocumentados provenientes de Centroamérica cruzan el país en su camino rumbo a Estados Unidos.

“No. Nada ha cambiado. Aunque los legisladores se han empeñado en decir que esta ley cuenta con una perspectiva en derechos humanos porque otorga el derecho a la justicia, a la salud y a la educación de los migrantes, nosotros diferimos de esa opinión. Las últimas reformas que se hicieron a la ley son más bien de maquillaje, cosméticas y superficiales porque no son estructurales ni defienden los derechos humanos”, explica.

Y más severo es incluso con el Reglamento de la Ley: “Además de que tardó mucho tiempo en salir, vino a echar abajo lo poco bueno que tenía la ley. Por ejemplo, el asunto de las visas. El reglamento no permite sacar una sola visa dentro del país y pone como requisito para tramitarla tener una cuenta bancaria. Estos miles de migrantes que cruzan la frontera no sólo no tienen cuenta bancaria, sino tampoco bienes de ningún tipo por lo que resulta imposible sacar una visa para ellos”.

Fray Tomás abunda en el hecho de que la defensa de los migrantes se vuelve cada vez más compleja, pues la autoridad ha dejado de conceder en la práctica también visas humanitarias. “Además de que la única forma para tramitarla es sólo si el migrante en cuestión ha sido víctima de un delito, de alguna enfermedad grave, o ha sufrido alguna mutilación y o ha sido violentado gravemente en sus derechos humanos. Pero con todo ello, la decisión de otorgarla es discrecional pues hemos tenido casos muy sonados de secuestro y maltrato en los que hemos tramitado la visa y la han negado. Lo de hoy es que sólo se otorgan oficios de salida, lo que significa que no se aceptan las denuncias ante el Ministerio Público porque se argumenta que los delitos cometidos no fueron graves según los códigos penales, y en cambio sí se les da un plazo de 30 días para dejar el país”.

Pero la complejidad del problema no se limita a una ley deficiente. Otro elemento igual o más preocupante, según el sacerdote católico, es lo referente a la corrupción institucional.

“Siempre hemos sabido y denunciado al crimen organizado como el que secuestra, tortura y extorsiona a los migrantes. Pero ahora también sabemos por voz de ellos mismos que el Instituto Nacional de Migración y las procuradurías, estatal y federal también están coludidos con la extorsión”, señala.

De acuerdo con Fray Tomás, la colusión entre crimen organizado y autoridades del gobierno opera de la siguiente forma: a lo largo de las vías que cruzan la comunidad de Tenosique y que siguen toda la ruta del Pacífico hasta el norte se han establecido pequeños negocios que aparentan la venta de abarrotes. Ahí los criminales enganchan a los indocumentados y establecen las cuotas que se tienen que pagar para llegar con “seguridad” al objetivo y que pueden alcanzar hasta los mil dólares por persona.

–¿De qué forma está involucrada ahí la autoridad?

–Cobrando cuotas, a su vez, a estos criminales. Hablamos de Ministerios Públicos y los propios delegados de la PGR en Tenosique. La corrupción es tan grande y son tan cínicos que ellos mismos van a cobrar.

En el caso de las autoridades de Migración, Fray Tomás explica que la extorsión se hace en los puntos de revisión migratoria: “Tenemos testimonios y las denuncias correspondientes de los migrantes que nos han señalado que a partir del Ceibo, que es la entrada oficial a Tabasco y al país desde Guatemala, hay 10 garitas de migración que hay que cruzar hasta llegar a Tamaulipas. En cada una de éstas hay que realizar un pago por persona de mil pesos para garantizar la llegada a Tamaulipas y el cruce a Estados Unidos. Pero incluso para quienes pagan el viaje, no es seguro. Tenemos el caso de una persona que pagó a los agentes del INM y por error lo bajaron en Coatzacoalcos y lo entregaron al crimen”.

Tanto para los integrantes de La 72, cuyo nombre hace alusión al caso de los 72 migrantes torturados y ejecutados en San Fernando, Tamaulipas, en el 2010, como para otras organizaciones hermanas defensoras de Migrantes, como la Casa de Saltillo o el Centro Pro, parte de la solución del problema sería una nueva Ley de Migración que efectivamente garantice los derechos humanos de los indocumentados.

“Hace 15 días nos reunimos los padres Alejandro Solalinde, Pedro Pantoja y yo, entre otros, con senadores, y les dijimos que no queremos más esa ley y menos ese reglamento. Lo que necesitamos es otra cosa”, dice.

–¿Qué es lo que se necesita entonces?

–Una de las cosas fundamentales es la visa transmigrante. Lo que pedimos es o que se otorguen visas de este tipo o bien que se elimine definitivamente la visa a los países centroamericanos para México. Estamos convencidos de que con cualquiera de estas dos acciones se resolvería cuando menos en 80% el problema, porque los migrantes ya no tendrían que subirse al tren y al dejar de ser clandestina la migración también terminaría el cobro de cuotas.

Sobre el significado político del premio “Gilberto Bosques” y las acciones que cuando menos los gobiernos alemán y francés tendrían que tomar para ser consecuentes y congruentes con el reconocimiento que ellos mismos hacen de la defensa de derechos humanos, Fray Tomás responde sin tapujos:

“Entiendo que los gobiernos no quieran presionar directamente sobre lo que pasa en nuestro país, porque además la Unión Europea tampoco trata muy bien a sus migrantes. De hecho, en ninguna parte del mundo los migrantes que dejan sus países por cuestiones económicas y de violencia tienen garantía de que serán respetados en sus derechos.

“Pero sí creo que el premio es una forma diplomática de presionar al gobierno mexicano y de decir: ‘Mira, aquí hay un defensor de derechos humanos de migrantes, que bajo esta situación especial está atendiendo los problemas muy concretos de secuestro, corrupción e impunidad’. Creo que por ahí va el lenguaje de este premio”, explica.

–¿Cómo se vive cuando se sabe que hay alguien que lo quiere matar a uno?

–Con mucho miedo. Uno no se puede acostumbrar a las amenazas. Humanamente es imposible. Ahora mismo la casa está custodiada por policías federales, ¿pero qué garantía nos puede dar una Policía Federal heredada por Genaro García Luna (exsecretario de Seguridad Pública), corrupta y contra quien ya hemos presentado tres denuncias por extorsión a migrantes? ¿Qué garantía tenemos en el hecho de que quienes nos cuidan son los mismos los que al día siguiente, en otro turno, bajan a los migran de los trenes y les dañan?

–¿Se siente usted seguro?

–No. Absolutamente no.

–¿Cuál es entonces su límite?

–No tengo límites, y no vamos a dejar de hacer lo que estamos haciendo. Y claro que tengo miedo. Hay un temor humano, pero por otra parte creo que es mayor y mucho más grande lo que están sufriendo estas personas (migrantes).




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