18 noviembre 2013

México social: hogares, ingresos precarios

CIUDAD DE MÉXICO, 5 de noviembre.- La población mexicana está  muy lejos de tener acceso pleno al cumplimiento de sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; más de 52 millones de personas se debaten día con día frente a extenuantes condiciones de pobreza; más de 27 millones viven cotidianamente la vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación; y más de 27 millones carecen del acceso a servicios se de seguridad social.


Estas condiciones tienen como uno de sus principales condicionantes los bajos ingresos que se obtienen, producto de empleos precarios y de actividades desarrolladas en condiciones de informalidad, que terminan reflejándose en restringidas capacidades de acceso a bienes y servicios, pues su capacidad de consumo es muy limitada.

Es de destacarse que el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) ha desarrollado diferentes instrumentos para medir el grado de avance o retroceso que se tiene en el país en torno a los ingresos y las capacidades u oportunidades que tienen las personas de participar en los diversos mercados que existen en el territorio nacional.

Uno de los de más reciente creación es la Encuesta Nacional de Gasto en los Hogares (Engasto 2012), la cual permite conocer el nivel de recursos que se erogan en los hogares mexicanos, por objeto o rubro de gasto, lo cual a su vez permite perfilar qué tanto se ha avanzado en lo que al combate a la pobreza se refiere.

Una compleja demografía

Los primeros datos que destacan respecto de la Engasto, levantada por el INEGI son los relativos a la complejidad demográfica que nos caracteriza; en el 2012 eramos 117 millones de mexicanos, de los cuales, el grupo más numeroso tenía entre 4 y 12 años de edad, con 22.18 millones de niñas y niños en ese segmento.

En segundo sitio se encuentran las y los adolescentes de 14 a 19 años, con 13.71 millones; y en tercer sitio está el grupo de los 20 a los 29 años de edad, entre quienes se contabilizó, el año pasado, un total de 19.61 millones de jóvenes, suma mayor a la registrada entre los menores de 19 años, pero en la consideración de que este segmento incluye un periodo de diez años, frente a los cinco comprendidos entre los 14 y los 19 años de edad.

No debe dejarse de lado el acelerado proceso de envejecimiento que estamos enfrentando; por ejemplo, en el grupo de 50 a 64 años de edad, ya hay 14 millones de personas; mientras que los mayores de 65 suman más de 8.3 millones de personas que, en un país de bienestar, deberían tener –todas– acceso al menos a los servicios de salud; ya no se diga a los de seguridad social.

En efecto, según los datos del Engasto, aún cuando hay avances, el reto que tenemos se encuentra en la suma de personas que todavía  carecen de servicios de salud; pero también en la calidad de los servicios y la oportunidad con la que se tiene acceso a la atención médica.

Un bajo nivel educativo

Considerando que la educación básica en México debiera iniciar a los tres años de edad, la Engasto señala que hay 110.74 millones de personas que tienen esa edad o más. Teniendo esto en consideración, habría en el 2012 un total de 36.58 millones con primaria incompleta; dato relativamente comprensible pues millones de niñas y niños  en nuestro país que cursan aún ese nivel educativo.

Aún con ello, hay 23 millones de personas que han terminado únicamente el nivel de educación primaria; una verdadera tragedia porque implica menores oportunidades y capacidades para el aprendizaje en niveles de educación posteriores, o bien, en el mercado
laboral.

Hay además apenas 27.33 millones de mexicanos que han concluido los estudios de educación secundaria; así como 23.77 millones que han logrado concluir los estudios de bachillerato o de educación superior.

Marginación persistente

Sin duda, uno de los elementos más relevantes que se consideran en la medición del bienestar de las personas y sus familias es el estado y calidad de las viviendas en que habitan. Desde esta perspectiva, es relevante destacar que de los 30.37 millones de hogares que hay en el país, hay 513 mil 609 que habitan en viviendas con paredes frágiles, es decir, hechas de materiales como el cartón, láminas de asbesto, bambú u otros materiales fácilmente destructibles.

Hay además un millón de hogares con pisos de tierra; así como 681 mil 148 hogares con techos frágiles, es decir, los ya mencionados materiales endebles tales como el cartón, las láminas metálicas o de asbesto, o incluso, desperdicios de distintos tipos.

Finalmente, en este tema debe destacarse que hay siete millones de hogares que carecen de acceso al agua potable, que tienen que acarrearla de la calle o de llaves públicas, o que definitivamente tienen la necesidad de recurrir a viviendas cercanas para tener acceso al vital líquido; esto sin considerar que hay seis millones de hogares, que aún cuando algunos de ellos pueden tener agua entubada, sólo la reciben cada tercer día o en periodos mucho más largos.

Gastos escasos y en bienes prioritarios

En México hay 30.3 millones de hogares; y en 8.57 millones la principal proveedora económica es una mujer. Debe decirse que en la gran mayoría de los hogares mexicanos, el mayor gasto se destina a alimentos y bebidas no alcohólicas.

 En efecto, la Encuesta Nacional de Gasto en los Hogares muestra que uno de cada cuatro pesos que se erogan en los hogares se destinan a este rubro.

El segundo rubro al que más recursos se destina en los hogares es el relativo a todo lo que implica la vivienda; desde el pago de renta hasta el mantenimiento y compra de enseres domésticos, a esta dimensión se le destina uno de cada cinco pesos en el
hogar.

En tercer lugar se encuentra el gasto que se destina al transporte, el cual representa el 12 por ciento de los pagos de los hogares; así como puede verse, aproximadamente 67 por ciento de los recursos que se erogan en los hogares están destinados a la comida, la vivienda y el
transporte.

Otros rubros relevantes son los del gasto en restaurantes y hoteles, el cual representa 8 por ciento de las erogaciones de los hoteles; siete por ciento se destina a la compra o adquisición de bienes y servicios diversos; mientras que en vestido y recreación y cultura se eroga cinco por ciento, respectivamente.

Llama la atención que en los rubros de salud, educación y comunicaciones se gasta, en cada uno de ellos, alrededor del tres por ciento del gasto de los hogares mexicanos, es decir, hacen un acumulado de casi diez por ciento de los recursos que las familias destinan a la satisfacción de sus necesidades.








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